DE BADOSTÁIN A BERLIN ORIENTAL

Historia y compromiso de las hermanas Úriz

Sarri-Eko

Pepita Úriz, la mujer de Badostáin que dio que hablar en el Congreso de los Diputados

Esta entrada apareció en la página Sarri-eko (lamentablemente cerrada) y hace mención a problemas que surgieron el Consejo escolar para aprobar el nombre de Pepita Úriz para el colegio.

24 de abril de 2014

Sea por lo que sea, el nombre de Pepita Úriz no ha cuajado a la hora de bautizar al Colegio Público de Sarriguren. El Ayuntamiento pasó la pelota de la decisión al Consejo Escolar, compuesto por madres, padres y profesores del centro; y éste decidió no apoyar la idea, con un resultado contundente en la votación. Es cierto que era una mujer desconocida, y que su nombre ‘Pepita’ sonaba al oído un poco raro.

Sin llegar a entrar en las razones que motivaron esta decisión, que seguro que serán más profundas que las ya citadas, eso no quita para que Pepita Úriz y Pi -o Josepa Úriz y Pi, como también era conocida-, sea considerada una gran pedagoga y maestra, adelantada a la conservadora sociedad que le toco vivir, en las convulsas décadas que siguieron a los años treinta del siglo pasado. Al contrario que en el Valle de Egüés, en Lleida, ciudad en la que ejerció, una pequeña calle de una zona residencial lleva su nombre.

De hecho, fue en Lleida donde Josepa Úriz vivió uno de los escándalos más sonados de aquella época. En 1925, el obispo de esta ciudad, Josep Miralles Sbert, la denunció por manifestarse críticamente con la religión en el aula en donde impartía clase, y por recomendar a sus alumnas unas lecturas que la sociedad acomodada ilerdense consideró como no adecuadas. Entre esas obras estaba ‘La condición social de la mujer en España’, de Margarita Nelken, que ponía de relieve las desigualdades a las que estaba sometida la mujer con respecto al hombre. El libro sacaba a relucir ciertos problemas como el de la falta de educación sexual, la penosa situación de las madres solteras o los hijos ilegítimos de las prostitutas, que fue el tema que más enojo provocó al clérigo. El Ministro de Instrucción Pública suspendió a la profesora de empleo y sueldo por un año, y su polémica traspasó las fronteras catalanas hasta llegar al Congreso de los Diputados. Entre quienes apoyaron a la profesora navarra ante este ataque a la libertad de cátedra, había personalidades como el médico también navarro Santiago Ramón y Cajal o el catedrático y político Julián Besteiro.