DE BADOSTÁIN A BERLIN ORIENTAL

Historia y compromiso de las hermanas Úriz

La Unión Nacional

Jesús Monzón

Jesús Monzón, tras concluir la Guerra Civil, se dedicó en Francia a organizar el Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles (SERE). En París estaba en contacto con Josep Miret y el grupo de militantes del PSUC del que formaban parte las hermanas Úriz. Cuando, al producirse la invasión alemana, la cúpula del PCE huye a Moscú y México, Monzón, Miret y las Úriz se quedan en Francia, asumiendo la tarea de reorganizar el partido y reagrupar a miles de militantes que habían quedado atrapados por la Guerra Mundial.

La invasión del Valle de Arán

Todos contra Franco

Basándose en las ideas reconciliadoras de Juan Negrín, último presidente del Gobierno republicano, Monzón propuso formar una Unión Nacional de todos los españoles contra Franco, sin distinguir el bando en que habían combatido durante la Guerra Civil, lo que incluía la colaboración con carlistas y monárquicos de Don Juan. Aunque con diferencias respecto a la cuestión catalana, el grupo parisino de los Miret y las Úriz apoyó la línea de Monzón, que se convirtió en el nuevo líder del PCE tanto en Francia como en España.

Jesús Monzón, un dirigente comunista también originario de Navarra como las hermanas Úriz, se puso al frente del PCE durante la ocupación alemana de Francia, reagrupando a miles de refugiados y proponiendo una Unión Nacional de todos los españoles contra la dictadura franquista, sin diferenciar el bando en que habían estado durante la Guerra Civil. Para la Unión Nacional, la II Guerra Mundial no podía concluir sin derribar a Franco porque había colaborado con Hítler y Mussolini. Por esta razón ordenó a al Maquis continuar la lucha al otro lado de los Pirineos, una vez liberada Francia.

La Agrupación de Guerrilleros Españoles en realidad era el brazo armado de la Unión Nacional de Jesús Monzón. Al concluir la liberación de Francia, la Unión Nacional ordenó iniciar la lucha dentro de territorio español para derribar la dictadura franquista. La principal operación fue la invasión del Valle de Arán en octubre de 1944 con el objetivo de instalar Gobierno Provisional de concentración nacional que pudiera ser reconocido por las potencias que estaban derrotando al fascismo en Europa.

 Jesús Monzón Repáraz

Carnet de la Unión Nacional de Josefa Úriz.

Portada del boletín Araque, portavoz de la Agrupación de Guerrilleros de la Unión Nacional. A la izquierda dos ediciones de Reconquista de España, periódico oficial de la Unión Nacional.

Al frente de FETE-UGT

Distintos documentos muestran que las hermanas Úriz participaron activamente en los organismos que componían la Unión Nacional. La propia Pepita conservó toda su vida un carnet de la Unión Nacional emitido en la localidad francesa de Foix en noviembre de 1944. Por su parte, en enero de 1945 y en Toulouse, la UGT “monzonista” eligió a Elisa como vicesecretaria segunda de su Junta Central. Elisa y Julia Álvarez, del PSOE y también navarra como las Úriz y Monzón, eran las dos únicas mujeres de esa Junta, integrada por once personas.

Página de una agenda en la que se constata el nombramiento de Elisa en la Junta Central de la UGT.

Jesús Monzón –de pie, segundo por la derecha-, con otros militantes comunistas en la prisión de El Dueso (Santoña).

El proceso estalinista

Nada más regresar la dirección “oficial” a Francia en 1945, se desencadenó dentro del PCE una verdadera “caza de brujas”, primero contra Jesús Monzón y, años después, contra Joan Comorera, secretario general del PSUC. Ambos fueron acusados por Santiago Carrillo de “desviacionismo” y de colaboración con la dictadura. Muchos militantes de la Resistencia, antiguos brigadistas internacionales o deportados a los campos de exterminio quedaron bajo sospecha. El propio Josep Miret, que ya había muerto, fue acusado de posiciones anticomunistas.

Joan Comorera (izquierda), secretario general del PSUC, cuando estuvo encarcelado tras la Revolución de 1934.

El proceso estalinista contra el monzonismo fue similar al que sufrió el antiguo brigadista checoslovaco Artur London, cuyo caso fue llevado al cine por Costa Gavras y guion de Jorge Semprún con el título de “La confesión”. Una curiosa circunstancia une los dos casos. Lice Ricol, la mujer de London, tuvo que amamantar a la hija de Miret, Madeleine, ya que la madre, Julienne Brumahurst “Lily”, no podía darle el pecho cuando las compañeras de estos dos combatientes comunistas estaban encarceladas en Fresnes.

“La confesión” española

Cartel de “La confesión”, de Costa Gavras y Jorge Semprún, protagonizada por Yves Montand y Simone Signoret.